viernes, 18 de junio de 2010

12° Domingo Ordinario -C.

Por el Padre Alejandro Illescas Molina SF.


LO QUE TÚ ERES ES LO QUE DIOS TE REGALA.

LO QUE HACES DE TI ES LO QUE TÚ REGALAS A DIOS.


El mensaje del evangelio de hoy es muy claro, seguir a Jesús requiere disponibilidad. No es cómodo, no nos asegura que nos va a ir bien, más bien, todo lo contrario, nos advierte que hay que tomar la cruz, renunciar a la comodidad personal y hacerlo, no una vez, sino “cada día”.

Entregar la vida, cada día, por amor por la causa de Jesús.

Así fuimos programados por Dios y sólo así encontraremos el verdadero sentido de nuestra vida.

Si creemos que Jesús es el Mesías, nuestro salvador, tenemos que entender su camino y saber que pasa por la cruz, por la renuncia, por la entrega…


Si aceptamos ser de Cristo, no se nos asegura que nos va a ir bien, sino que les va a ir bien a la gente que nos encontremos en nuestro camino, sin hacer distinciones (como dice San Pablo) pues daremos la vida por ellos, por todos. En lo sencillo y en lo difícil.


EL ESFUERZO ES PARTE DEL REGALO


«En una noche de Navidad, un misionero de África regresó a su misión en su jeep después de un día de mucho trabajo visitando algunas de las diferentes aldeas de la misión. Llovía a mares.

Vivía sólo y cansado, como estaba, encendió el fuego y se disponía a celebrar la Navidad con una pequeña cena fría, cuando oyó que tocaban a la puerta de su cabaña.


Extrañado y temeroso preguntó quién era. “Soy yo, padre”, -dijo una voz conocida.

Abriendo la puerta, el misionero dijo: “Pero Rafael, ¿qué haces por aquí en una noche como ésta? Pasa, pasa, estás empapado. ¿Hay alguna urgencia en tu aldea?”

“No, padre, no se preocupe”. “Entonces –preguntó aun extrañado el misionero-, ¿qué te hace venir de tan lejos con un tiempo así?”

“Lo que pasa, padre, es que mi mujer y yo sabemos que hoy es una noche muy especial para usted por ser Navidad, y le traje este pan que hizo ella”. Y mientras decía esto, el hombre sacó un bizcocho casero de su morral.

“Pero hombre, Rafael, muchas gracias, pero me lo podías haber dado mañana. No hacía falta que hicieras una caminata tan larga con la lluvia que está cayendo. Vamos, acércate al fuego y ahora comemos algo juntos”.

“No, gracias padre, ya me voy. Sólo vine a traerle este pan y a desearle con él una feliz Navidad”.


“Gracias de nuevo. Y ya que no quieres esperarte a que pase la lluvia. Déjame que coja las llaves del jeep y ahora te llevo a tu aldea”.

“No, padre. Usted ya está cansado, descanse y disfrute de su fiesta”.

“Pero buen hombre –insistió el misionero- tu aldea está, por lo menos, a dos horas a pie de aquí.


¿Cómo vas a regresar andando a esta hora y con este tiempo?”

“Padre, usted no se preocupe. Y sepa que las dos horas de ida y las dos horas de vuelta eran parte del regalo”. Y sin decir nada más el hombre se marchó.

domingo, 14 de marzo de 2010

Homilia 4° Domingo de Cuaresma C

Homilia 4° Domingo de Cuaresma C.

Por el Padre Alejandro Illescas Molina SF

- En la época de Jesús los fariseos y los escribas eran los que mejor cumplían con la religión. Al menos ellos lo pensaban así y la gente en general también, pues los veían de continuo en el Templo, en las oraciones, etc. Y para cumplir mejor con la religión se alejaban de los que no la cumplían bien y se sentían con el derecho de criticarlos porque no hacían lo que Dios pedía en la Ley.

- Hay muchos católicos a los que nos pasa lo mismo. Creemos que por ir a Misa los domingos, asistir a veces a los rosarios por los difuntos, no comer carne los viernes, etc. somos los que mejor cumplimos la religión. Y muchos nos lo dicen así: “que bueno(a) es usted, que obedece todo lo que dice la Iglesia”. Y nos sentimos que podemos juzgar a los demás, a los de otras religiones, a los que no van a Misa, etc

- “Misericordia quiero y no sacrificios” insistirán los profetas anteriores a Jesús en nombre de Dios. Y Jesús repitió también eso a sus discípulos y contó varias parábolas para tratar de que lo entendieran: El fariseo y el publicano, la oveja perdida, el hombre que no perdona las deudas, etc. y sobre todo la que escuchamos hoy, el hijo pródigo.

- A pesar de que se nos insiste que la salvación no depende de nuestras obras sino del gran amor de Dios, seguimos pensando que tenemos que ser buenos para ir al cielo. Y nos preocupa más no pecar que amar a nuestros semejantes.


AL CIELO CON LOS AMIGOS
(Basado en un cuento de Paulo Coelho )

Tres amigos iban por una carretera discutiendo sobre la religión, pues dos de ellos hacía poco que habían abandonado la Iglesia católica y se habían hecho uno cristiano y otro testigo de Jeova. Cuando pasaban cerca de un árbol enorme, cayó un rayo y los tres murieron fulminados. Pero no se dieron cuenta de que ya había abandonado este mundo, y prosiguieron su camino (dicen que a veces los muertos andan un cierto tiempo antes de ser conscientes de su nueva condición).

La carretera era muy larga y colina arriba. El sol era muy intenso, y ellos estaban sudados y sedientos. En una curva del camino vieron un magnífico portal de mármol, que conducía a una plaza pavimentada con adoquines de oro. El católico se dirigió al hombre que custodiaba la entrada y entabló con él, el siguiente diálogo:

- “Buenos días”.

- “Buenos días” –respondió el guardián.

- “¿Cómo se llama este lugar tan bonito?”

- “Esto es el cielo” –respondió el guardián.

- “Qué bien que hayamos llegado al Cielo, porque estamos muy sedientos”.

- “Usted puede entrar y beber tanta agua como quiera. -Y el guardián señaló la fuente- Pero ellos dos no pueden entrar.

- “Pero es que ellos también tienen sed…”

- “Lo siento mucho –dijo el guardián–, pero aquí no se permite la entrada a los que abandonaron la verdadera religión”.

El hombre sintió un gran disgusto, puesto que tenía muchísima sed, pero no pensaba beber sólo. Así que dio las gracias al guardián y siguió el camino con sus amigos.

Después de caminar un buen rato cuesta arriba, ya exhaustos los tres, llegaron a otro sitio, cuya entrada estaba marcada por una puerta vieja, que al parecer estaba siempre abierta, y que daba a un camino de tierra rodeado de árboles.

A la sombra de uno de los árboles había un hombre acostado, con la cabeza cubierta por un sombrero, que parecía el cuidador.

- “Buenos días” –dijo el caminante.

El hombre respondió con un gesto de la cabeza sin quitarse el sombrero.

- “Tenemos mucha sed, ¿tendrán agua en este lugar?”

- “Hay una fuente entre aquellas rocas –dijo el hombre, indicando el lugar-. Pueden beber toda el agua que quieran”.

Los tres amigos se alegraron, fueron a la fuente y calmaron su sed. Luego volvieron atrás para dar gracias al hombre.

Pueden volver siempre que quieran” –contestó el hombre.

A propósito –preguntó el católico-, ¿cómo se llama este lugar?”.

Cielo” –contestó el hombre.

¿El Cielo? ¡Pero si el guardián del portal de mármol nos dijo que aquello era el Cielo!”

Aquello no era el Cielo –contestó el guardián. Era el Infierno”.

El católico quedó perplejo y dijo: “Deberían prohibir que utilicen su nombre! ¡Esa información falsa debe provocar grandes confusiones!

- “¡De ninguna manera! –dijo el hombre-. En realidad, nos hacen un gran favor... Allí se quedan todos los que, por amor a sí mismos, son capaces de abandonar a sus mejores amigos”.


- La religión para que sea auténtica, debe llevarnos a acercarnos y amar a nuestros semejantes, no a alejarnos de ellos. A pesar de que no siempre nos gustarán las decisiones que ellos toman para su vida.

- Deberíamos alegrarnos porque incluso los que son malos en esta tierra, se irán al cielo y encontrarán la paz y recuperarán gracias al amor de Dios y al nuestro, lo que se perdieron en la tierra.





miércoles, 10 de marzo de 2010

Homilia 3er Domingo de Cuaresma C

Homilia 3er Domingo de Cuaresma.

Padre Alejandro Illescas Molina. SF.


Una persona muy buena y una muy mala van a cruzar la calle ¿a quién creen que Dios quiere que atropellen?... ¡A ninguno! Atropellarán al que vaya distraído.

Nos gusta sentirnos mejores que los demás y creemos que por rezar no nos va a pasar nada. Pero más buenos que Jesús no vamos a ser y a él no le fue muy bien…

Jesús en el Evangelio nos recuerda que no es por ser buenos que nos va a ir bien, sino que lo importante es que estemos siempre listos por si Dios nos llama hoy a su presencia, que ojalá tengamos las manos llenas de frutos para presentarle a él, para agradecerle la vida y no decir ¡caray no esperaba morirme tan de repente!

Debemos siempre aprovechar las desgracias de otros para revisar si estamos nosotros dando frutos de acuerdo a nuestra fe.

EL PUENTE

Había un par de hermanos que tenían sus granjas una al lado de la otra y que habían vivido en armonía por muchos años. Un día se pelearon. Era el primer conflicto serio que tenían en 40 años de cultivar juntos hombro a hombro, compartiendo maquinaria e intercambiando cosechas y bienes en forma amigable.

El conflicto comenzó con un pequeño malentendido y fue creciendo hasta que explotó en un intercambio de palabras amargas seguido de semanas de silencio.

Una mañana alguien llamó a la puerta de la granja del hermano mayor. Al abrirla se encontró a un hombre con herramientas de carpintero. "Estoy buscando trabajo por unos días -dijo el extraño-, quizás usted requiera algunas pequeñas reparaciones aquí en su granja y yo pueda hacerlas por usted".

"Sí -dijo el hermano mayor-, tengo un trabajo para usted”. Y salió afuera. “Mire al otro lado del arroyo –le dijo al carpintero señalando en esa dirección-, ¿ve aquella granja?, ahí vive mi vecino, bueno, de hecho es mi hermano menor. Hasta la semana pasada había una hermosa pradera entre nosotros pero él desvió el cauce del arroyo para que quedara entre nosotros. Él lo hizo para hacerme enfurecer, pero le voy a hacer yo una mejor. Quiero que construya una barda de madera, una cerca de dos metros de alto. Pues no quiero ver a mi hermano nunca más."

El carpintero le dijo: "Creo que comprendo la situación. Confíe en mí, le entregaré un trabajo que lo dejará satisfecho."

El hermano mayor le ayudó al carpintero a reunir todos los materiales necesarios entre los desechos de la granja y se fue por el resto del día para ir por provisiones al pueblo.

El carpintero trabajó duro todo el día midiendo, cortando, clavando. Cerca del ocaso, cuando el granjero regresó, el carpintero había justo terminado su trabajo.

El granjero quedó con los ojos y la boca completamente abiertos. En vez de la cerca de dos metros que él había encargado, había un puente que unía las dos granjas a través del arroyo. Era una fina pieza de arte, con todo y barandal.

Antes de que pudiera decir nada, su vecino, el hermano menor, vino desde su granja y abrazando a su hermano mayor le dijo: "Eres un gran hombre, mira que construir este hermoso puente después de lo que yo he hecho y dicho".
Estaban en su reconciliación, cuando vieron que el carpintero tomaba sus herramientas para irse. "¡No, espera! -le dijo el hermano mayor- quédate unos cuantos días. Tengo muchos proyectos para ti".
"Me gustaría quedarme -dijo el carpintero-, pero tengo aun muchos puentes por construir."

Cuaresma es tiempo de conversión, de reconciliación.

El mensaje del Evangelio de hoy es que no busquemos culpar o echar la culpa a otros, sino que ¡demos frutos dignos de conversión…! Dejemos que Jesús el carpintero nos ayude a construir los puentes que necesitamos en nuestra vida.

- Moisés antes de liberar al pueblo tuvo un encuentro personal con Dios, entendió su mensaje y eso le dio el valor para perseverar en la liberación a pesar de las muchas dificultades que encontró.

sábado, 13 de febrero de 2010

Homilia Domingo 6 Ordinario.

Homilia Domingo 6 Ordinario.

Padre Alejandro Illescas Molina. SF.


DONDE ESTÁ TU TESORO AHÍ ESTÁ TU CORAZÓN


¿A qué aspiramos para ser felices? Saberlo nos habla del camino que seguimos.

¿Pedimos que Dios nos haga lo que nosotros queremos o buscamos hacer lo que Dios nos pide estando más atentos a las necesidades de los otros que a las nuestras?

¿ESTAR CONTENTO O SER FELIZ?

Estar contento y ser feliz no es lo mismo. Estar contento tiene que ver con nuestro estado de ánimo y su contrario seria estar triste o enojado. Ser feliz, en cambio, tiene que ver con la paz interior de la persona, con el ser plenamente lo que debemos ser; y su contrario es estar amargado o insatisfecho, no tener sentido en la vida.

El estar contento es momentáneo y depende de factores externos que satisfacen algún tipo de necesidad: comida, cariño, tiempo libre, etc. El ser feliz no depende del momento ni de factores externos y por eso se puede estar triste y ser feliz, o enojado y ser feliz.

Para entenderlo, nos pueden ayudar unos ejemplos. Si un niño sabe que tiene que hacer la tarea y se va a jugar, está contento pero no puede ser feliz (lleva encima una conciencia que le recuerda durante el juego o al terminarlo que no está haciendo lo que debe); si un adulto sabe que debe hacer dieta de algo que no le hace bien y la rompe, estará contento de momento pues le gusta lo que come, pero está poniendo una barrera a su felicidad, pues no esta haciendo lo que debe (o mejor, no está siendo lo que debe ser); si una mamá no quiere castigar a su hijo por evitarse problemas, estará de momento más contenta, pero a la larga no será feliz y tendrá más problemas. Pues no está amando a su hijo ni ayudándolo a ser lo que debe.

Claro que se puede ir acallando la conciencia y vivir contentos sin pensar en responsabilidades, pero podemos estar seguros que eso no nos hará felices, nos evadirá de nuestra realidad. La felicidad produce paz interior, alegría verdadera, el estar contento no necesariamente. La felicidad tiene que ver con la ética y debe preferirse al simple estar contentos.

Muchas veces renunciamos a la felicidad por un rato de contento. Si nuestro objetivo en la vida de cada día es sólo estar contentos, seguramente estaremos más vacíos conforme va pasando nuestra vida, y cada vez nos será más difícil conseguir un rato de contento pleno. (El que se acostumbra a comer manjares suculentos tendrá dificultad para poder disfrutar un plato sencillo y por tanto sus ratos de contento con la comida se reducirán mucho).

Muchos ancianos a los que se les pregunta si fueron felices en su vida, responden que en muy contadas ocasiones, ¡nunca entendieron lo que es la verdadera felicidad y redujeron ésta a pasar momentos agradables! Y lo mismo les pasa a muchos adolescentes, jóvenes y adultos que reducen su vida (y su felicidad) a buscar egoístamente sólo placeres momentáneos (alcohol, sexo, fiestas, vacaciones, etc. que en sí son cosas buenas pero si no se usan como se debe, van vaciando a la persona pues no le permiten ser lo que debe, para lo que fue creada).

Cuando Jesús encuentra a la samaritana y le pide de beber, la conversación versa sobre el agua. Jesús habla del agua viva y se refiere a la verdadera felicidad; la mujer habla del agua que da placer, que quita la sed de momento. Jesús le dice que el hombre tiene sed de felicidad, de Dios y no sed de estar contento. Tiene sed de amor y el egoísmo sólo agranda esa sed.

Pero ¡nos cuesta tanto ser felices por lo engañoso que es el placer! Estamos en esta tierra para ser felices, no para vivir contentos. Por eso el Evangelio nos recuerda: “El que quiera guardar su vida la perderá, pero el que entregue su vida por amor, la encontrará”. No se trata de sufrir por sufrir sino de sacrificar un rato de contento cuando nos puede impedir que seamos felices.

Jesús fue el hombre más feliz que ha existido y no siempre estuvo contento: lloró, pasó hambre, no tenía donde reclinar la cabeza, fue abandonado y traicionado por sus amigos, incomprendido, etc. Pero fue feliz ¿lo creemos?


“… La felicidad no depende de las riquezas ni de tener éxito en la carrera, ni de darse gusto a uno mismo en todo… La verdadera felicidad consiste en hacer felices a los demás” B.P.

- Ojo con los cultos de pedir a San Judas y demás santos, ojo con nuestras maneras de actuar o hacer política, ojo con nuestra manera de juzgar a los hermanos... cuando van en contra de lo que Jesús nos dice en las bienaventuranzas.

domingo, 7 de febrero de 2010

Homilia Domingo 5° Ordinario C.


Homilia Domingo 5° Ordinario C.


Por el Padre Alejandro Illescas Molina. SF



Pedro estaba muy seguro de saber pescar. Los peces se esconden durante el día, y si en la noche no se pudo pescar, en el día menos.

Jesús lo invita a mirar más allá, a creer en lo insólito, a fiarse de Él.

No sin dificultades, Pedro, confía en su palabra… y redescubre su pequeñez, se vuelve a ver a sí mismo insignificante ante la grandeza de Dios.

Lo mismo le pasó a Isaías en la visión del Templo y a Pablo, que después de su presuntuosa persecución de la Iglesia, ahora se considera como un aborto indigno en la tarea apostólica. Ya no confía en sí, sino en Dios.


PINTA MI PALACIO

Había una vez un rey de la India que edificó un palacio. Era el palacio más maravilloso que jamás se hubiera construido sobre la tierra y, cuando estuvo concluido, el rey, orgulloso de su obra, concibió el deseo de que el mejor pintor del reino hiciera un cuadro donde se viera todo el palacio en su esplendor.

El gran maestro pintor se había retirado ya y vivía en la selva, pero aceptó volver a coger los pinceles en servicio de la corona y del pueblo. Cuando estuvo ante el rey, el rey le insistió que el palacio había de aparecer en el cuadro con todo detalle y exactitud, tal como era en la realidad. El maestro dijo que así lo haría pero puso como única condición que nadie mirara el cuadro hasta que estuviese terminado. La condición fue aceptada, y el maestro se puso a trabajar en solitario.


Al cabo de un tiempo llamó al rey y descubrió el cuadro en su presencia. El rey lo miró sin salir de su asombro. En un gran lienzo vio pintado un bosque y un río y una alta montaña y un cielo azul. Un cuadro soberbio. “Pero -exclamó el rey cuando logró salir de su sorpresa y recobró el habla, -¿adónde está mi palacio?”. El maestro sonrió y señaló dulcemente: “Si su majestad se fija bien, allí, al pie de la montaña, al borde de la selva, en el remanso del río, hay un puntito diminuto. Ese es su palacio”. Y antes de que el asombro del rey se cambiase en protesta y su ceño en furia, añadió: “Su majestad me ordenó que pintara el palacio tal como es en realidad. Pues bien, en la realidad de la creación de Dios todopoderoso, su palacio es tan solo un puntito insignificante. Ahora, si su majestad se digna mirar a ese puntito a través de una lupa, podrá comprobar que no falta en él un solo detalle de su palacio”.

Tal era el arte de los grandes maestros de la pintura india. Y tal era la sabiduría de ver la vida del hombre en relación con la realidad eterna e infinita del plan de Dios y su creación total. El rey esperaba que la imagen de su palacio llenase el lienzo entero. El hombre hace que la imagen que tiene de sí mismo llene toda su conciencia. Y eso le trae problemas. El palacio puede quemarse, puede ser destruido por un terremoto o capturado por un ejército. Y a fin de cuentas, hay que abandonarlo al morir. Eso condena al rey al miedo en su vida y al dolor en su muerte, pues pone su orgullo en sus propias obras. En cambio, la visión amplia del pintor sabio trae equilibrio, proporción y paz.

El paisaje de la fe es el que da profundidad, relieve y firmeza a la vida humana. Para enseñarle esa lección al orgulloso rey el maestro pintor accedió a salir de su retiro en la selva. Todos necesitamos una lección de perspectiva para pintar nuestro autorretrato “tal como es en realidad”.


Es importante la oración para sabernos chiquitos ante Dios, y al mismo tiempo, si nos “miramos con lupa”, desde el amor de Dios, saber que somos una maravilla en sus manos.



domingo, 24 de enero de 2010

Homilía 17 de Enero.

Por el Padre Alejandro Illescas Molina.

LA BODA DE CANÁ

(Jn 2, 1-12)


En el relato de la boda de Caná se representa la Antigua Alianza- simbolizada por la boda a la que le falta vino y las tinajas de agua para los ritos de las purificaciones de la Ley-, que se cambia por la Nueva Alianza, en la que existirá en gran cantidad el vino del Espíritu, de la alegría, de un amor de Dios que libera al hombre.


Se celebraba una boda

La boda es en la Biblia símbolo de la Alianza de Dios con su pueblo.


Estaba allí…

La madre de Jesús y las tinajas de piedra “estaban allí”, fijos y estáticos, es decir que pertenecen a la Antigua Alianza. Jesús y sus discípulos entran como invitados, no pertenecen, y ponen en movimiento la escena.


Se terminó el vino

La Antigua Alianza crea la triste sensación de la falta de amor, de alegría, de vida.


¿Qué quieres de mí mujer? aun no ha llegado mi hora

La hora de la ruptura total con el pasado y la implantación de la Nueva Alianza.


Hagan lo que él les diga

María no sabe cuando llegará “la hora” pero hay que seguir lo que Jesús diga (como Israel en el Sinaí: “Haremos cuanto dice el Señor”). Son las últimas palabras de María en el Evangelio (ella abre el Nuevo Testamento, la Nueva alianza de Dios: “alégrate María”).


Había allí seis recipientes de piedra, de los que usan judíos para sus purificaciones, de unos 100 litros de capacidad cada una

2. Piedra: como las tablas de la Ley, como el corazón de piedra que Dios cambiará por uno de carne (Ezequiel).

3. Purificaciones: Purificarse era el concepto que dominaba la Antigua Alianza. La indignidad del hombre para acercarse a Dios, para estar ante él. La Ley reflejaba un Dios lejano, impositivo, con el que el hombre busca la reconciliación constante: cumplir. En esa alianza no hay amor sino temor de estar sucio. La Ley es obstáculo para el amor.

4. Recipientes de 100 litros: enormes, pesadas, inamovibles como los preceptos de la Ley.

5. Estaban vacías (Jesús las mandará llenar): Las purificaciones prescritas por la Ley eran sólo aparentes y por lo mismo inútiles e ineficaces para restaurar la relación con Dios.

6. Seis: cifra de lo incompleto, en contraposición al 7 que indica totalidad (Jesús está precisamente en el 6º día pues aun no ha llegado su hora: la Pascua).


Llenen de agua esos recipientes / los llenaron hasta el borde / Saquen ahora…

Al hacer llenar las tinajas de agua, Jesús indica que él va a ofrecer la verdadera purificación. Pero ésta no va a depender de ninguna Ley o rito, por que las tinajas nunca van a contener el vino que él ofrece (en efecto el agua se convertirá en vino fuera de ellas al “sacarla”). Jesús purifica, salva, pero no con un agua bendita, externa, sino con un vino que penetra dentro del hombre.


Llévenle al mayordomo / Se lo llevaron / No sabía de donde provenía.

El mayordomo es el encargado y responsable de la organización del banquete, y aun así, no sabe que se ha acabado el vino. Representa a los jefes de los judíos que no se daban cuenta que Dios se había alejado del hombre por culpa de la Ley, y les parecía normal que no se experimentara su amor en esta vida por la indignidad del hombre. Sólo el pueblo fiel (representado por María) siente que la situación religiosa es insostenible.


Todo mundo sirve al principio el vino mejor

Jesús anuncia lo contrario, lo mejor de Dios está siempre por venir: la verdadera boda con su pueblo, la alegría plena, la Nueva Alianza.


Pero tú has dejado el mejor vino para el final

El mayordomo no entiende el cambio, cree que el vino nuevo viene de la bodega del novio, del sistema que él domina, de la Antigua Alianza, de la que él es garante. No se abre a la novedad, no capta la venida del Mesías.

El vino que ofrece Jesús, el amor de Dios verdadero que él representa, ya no necesitará de intermediarios, sólo fe en Jesús.


Esta señal milagrosa fue la primera de Jesús

Sus signos (llamados también milagros) manifestarán dos cosas: quién es Jesús (manifestarán su gloria por la que sus discípulos creyeron en él) y la promesa de un reino nuevo, de la plena manifestación de Dios (cuando llegue la hora de Jesús).

Jesús comenzó sus signos, pero “comenzó” solamente. La fiesta empieza ahí pero no acaba ahí. No se bebió todo el vino de Caná. La fiesta que trae Jesús no se extinguió –como suele ocurrir- con la despedida de los invitados al filo de la madrugada, sino que seguirá mientras dejemos que él esté presente entre nosotros, en nuestra vida, en nuestra comunidad...



CASARSE DE NUEVO

Por Arnaldo Jabor


Mis amigos separados no se cansan de preguntar como logré estar casado 30 años con la misma mujer. Las mujeres siempre más maliciosas que los hombres, no le preguntan a mi esposa como ella puede estar casada con el mismo hombre, pero sí como ella puede estar casada conmigo.


Los jóvenes son los que hacen las preguntas correctas, o sea, quieren conocer el secreto para mantener un matrimonio por tanto tiempo. Nadie enseña eso en las escuelas, al contrario. No soy un especialista en el ramo, como todos saben, pero dicho esto, mi respuesta es más o menos la siguiente: Hoy en día el divorcio es inevitable, no se puede escapar. Nadie aguanta convivir con la misma persona por una eternidad. Yo, en realidad ya estoy en mi tercer matrimonio - la única diferencia es que me casé tres veces con la misma mujer. Mi esposa, si no me engañó, está en su quinto matrimonio, porque ella pensó en agarrar las maletas más veces que yo.


El secreto del matrimonio no es la armonía eterna. Después de los inevitables encontronazos, la solución es ponderar, calmarse y comenzar de nuevo con la misma mujer. El secreto en el fondo, es renovar el matrimonio y no buscar uno nuevo. Eso exige algunos cuidados y preocupaciones que son olvidados en el día a día de la pareja.
De tiempo en tiempo, es necesario renovar la relación. De tiempo en tiempo es necesario volver a enamorar, volver a cortejar, seducir y ser seducido. ¿Hace cuanto tiempo ustedes no salen a bailar? ¿Hace cuanto tiempo no intentas conquistarla o conquistarlo como si tú fueras un pretendiente en potencia compitiendo contra otros que también lo quieren conquistar o la quieren conquistar?


¿Hace cuanto tiempo no hacen una luna de miel, sin los hijos eternamente peleando para tener su irrestricta atención? Y no hablemos de los innúmeros kilos que aumentaste después del matrimonio. Marido y mujer que se separan pierden 10 kg en un solo mes ¿por qué ustedes no pueden hacer lo mismo?


Imagínate que estás con una nueva conquista. Si fuera una relación nueva, seguramente pasarías a frecuentar lugares nuevos y desconocidos, cambiarías de casa o departamento, cambiarías tu manera de vestir, los discos, el corte de pelo, el maquillajePero todo eso puede hacerse sin que te separes de tu cónyuge.

Vamos a ser honestos: nadie aguanta la misma mujer o el mismo hombre por treinta años con la misma ropa, el mismo labial, con los mismos amigos, con los mismos chistes.


Muchas veces no es tu esposa que se está poniendo fastidiosa y vieja, eres tú, son tus propios muebles de casa, la decoración. Si te divorciaras, seguramente cambiarías todo, que es justamente uno de los placeres de la separación. Quien se separa se encanta con la nueva vida, la nueva casa, un nuevo círculo de amigos. No es necesario un divorcio litigioso para tener todo eso. Basta cambiar de lugares e intereses y no acomodarse. Eso obviamente cuesta caro y muchas uniones se quiebran porque la pareja se rehúsa a pagar esos pequeños costos necesarios para renovar un matrimonio. Pero si te separas tu nueva esposa va a querer nuevos hijos, nuevos muebles, nuevas ropas y además tendrás que pagar la pensión de los hijos del matrimonio anterior.

No existe esa tal "estabilidad del matrimonio" ni esta debería ser anhelada. El mundo cambia, y tú también, tu marido, tu esposa, tu urbanización y tus amigos. La mejor estrategia para salvar un matrimonio no es mantener una "relación estable", mas sí saber cambiar juntos.


Todo cónyuge necesita evolucionar, estudiar, interesarse por cosas que jamás habría pensado hacer al principio del matrimonio. tal vez haces eso constantemente en el trabajo, ¿por qué no hacerlo en la propia familia? Es lo que tus hijos hacen desde que vinieron al mundo
Por lo tanto, descubran la nueva mujer o el nuevo hombre que vive a su lado, en vez de salir por ahí intentando descubrir un nuevo par.


Tengo la seguridad de que sus hijos los respetarán por la decisión de mantenerse juntos y aprenderán la importante lección de cómo crecer y evolucionar unidos, a pesar de los inconvenientes. Peleas y discusiones siempre ocurrirán: por eso, de vez en cuando, es necesario casarse de nuevo, pero intente hacerlo siempre con la misma pareja.


Mucho éxito!!!

viernes, 8 de enero de 2010

Homilía Bautismo de Jesús



Homilia 11 Enero 2010.

Padre Alejandro Illescas Molina.



Ninguno de nosotros escogimos nacer o el país o época que nos tocó. Dios nos invitó a la vida y escogió para nosotros el lugar y la época donde quiere que nos desarrollemos. Es nuestra vocación: dar fruto ahí donde Dios nos plantó. Ser fermento de una sociedad mejor, siguiendo el ejemplo de Jesús y de tantas personas que nos han precedido y han hecho de México un país mejor. Que Dios pueda decir de nosotros, como dijo de Jesús: “Este es mi hijo, en quien me complazco”.

Nos toca vivir en el México del 2010. Ser buena nueva en esta época, como Jesús lo fue en la suya. Aprovechando la fiesta de hoy, en que Jesús termina su vida oculta y empezará su vida pública, quería leerles un trozo del mensaje de año nuevo que el presidente Calderón dijo en televisión a todos el día 6 de enero. Es una invitación a ser personas de bien, a estar orgullosos de ser mexicanos, a poner de nuestra parte para cumplir la vocación a la que Dios nos llama.

Mexicanas y mexicanos:
… Éste es un año muy importante para México. Celebramos 200 años de ser orgullosamente mexicanos. Conmemoramos el Bicentenario de nuestra Independencia y el Centenario de la Revolución Mexicana.
Gracias a la lucha de grandes héroes, como Hidalgo, Morelos, Allende, Josefa Ortiz de Domínguez, Guerrero y muchos, muchos otros, hoy somos un pueblo libre e independiente. Somos una Nación soberana, con orgullo de su herencia histórica y capaz de forjar su propio destino.

Desde el campo de batalla o en la construcción de instituciones, la generosa entrega y el sacrificio de mexicanos como Madero, Zapata, Villa, Carranza y muchos otros, y toda una generación, hizo de México una Nación democrática, guiada por valores de justicia y de libertad.

La Independencia y la Revolución son referentes históricos sobre los que se sustenta el gran país que hoy somos y la idea del México que queremos ser.

Con su lucha, nuestros héroes conquistaron nuestra libertad. A nosotros, los mexicanos de hoy, nos toca preservar esa libertad, defenderla frente a quienes la amenazan desde la ilegalidad.
2010 es el Año de la Patria, en el que celebraremos el ser mexicanos con espíritu festivo y con ánimo renovado, porque somos un pueblo orgulloso de nuestra historia y de nuestra cultura, de nuestras tradiciones, de nuestro arte, de nuestros colores, de nuestra diversidad, de nuestras canciones y sabores. Somos un pueblo, cuya mayor riqueza y su principal orgullo es su gente.
Los mexicanos celebraremos 2010 con orgullo por el pasado y con esperanza en el futuro.

Como todos sabemos, 2009 fue un año muy duro. Sufrimos el impacto de la crisis más profunda que el mundo haya visto en la economía en varias décadas, la aparición de un nuevo virus, como el de la influenza, una grave sequía y la grave caída de nuestra producción de petróleo.

Ninguna de las dificultades o desgracias que vivimos, sin embargo, puede atribuirse o a una falta de energía o de carácter de los mexicanos.
Ante los desafíos, hemos demostrado energía, coraje, creatividad y, sobre todo, la capacidad de asumir retos y tomar decisiones en momentos que requieren de valor.

Este año que comienza, hay que seguir luchando. Principalmente, nos vamos a enfocar a tres prioridades:
  1. Uno. A crear empleos, porque eso es lo más importante para que una familia pueda salir adelante.
  2. Dos. Al combate a la pobreza extrema, porque aún viven en ella casi 20 millones de mexicanos… no sólo en el campo, sino también en las colonias populares de las ciudades más importantes del país.
  3. Tres. La seguridad pública. Porque sé que en muchos lugares de México los criminales siguen hostigando, amenazando y extorsionando a muchas familias mexicanas que necesitan el apoyo decidido.

Tengo confianza cuando pienso en el futuro de México. Lo veo de manera positiva porque me alienta conocer el temple de los mexicanos, porque sé que nuestra unidad y solidaridad son más grandes que cualquier desafío, porque sé que en cada uno de nosotros existe la profunda convicción de que el nuestro es un país destinado a ser grande, a sobresalir, a hacer historia.

En el año 2010, estoy seguro de que los mexicanos daremos una lección de orgullo, de coraje y de dignidad para encarar los retos que nos ha tocado vivir y tomar las riendas de nuestro propio destino.

No permitamos que visiones pesimistas nos paralicen e impidan alcanzar nuestros ideales. Si queremos escribir nuevas páginas de gloria, como las generaciones de mujeres y hombres que se han ganado ya un lugar en nuestra historia, hagamos a un lado las dudas y los temores.
Unidos en lo fundamental, en lo que genuinamente creemos, hagamos de este año, 2010, nuestro momento en la historia…

Es hora de unidad y de trabajo…Trabajando juntos, en este Año de la Patria, seguiremos construyendo el gran país que México está llamado a ser.

Cuento “El espejo” ...

EL ESPEJO… UNA HISTORIA DE AMOR

Renato, casi no ve a la señora al lado del coche estacionado al costado de la carretera. Llovía fuerte y era de noche. Pero, al verla, se dio cuenta que ella necesitaba ayuda. Así que paró su coche y se acercó.

El auto de la señora olía a nuevo, pero tenía una llanta ponchada y la señora ya era muy mayor. Cuando Renato se acercó, la señora pensó en un instante que podía ser un asaltante. Él no inspiraba confianza, parecía ser muy pobre y hambriento.

Renato percibió que ella tenía mucho miedo y le dijo: "No tema, señora, estoy para ayudarla. Porqué no espera dentro de su coche, que está más calientito, mientras yo lo arreglo. A propósito me llamo Renato”.

Renato se agachó, colocó el gato mecánico y arregló la llanta. Pero no le fue tan fácil, quedó un poco sucio y con una herida en una de sus manos. Cuando estaba por terminar, la señora abrió la ventana y empezó a conversar con él. Le contó que no era del lugar, que sólo estaba de paso por allí y que no sabía como agradecerle por su valiosa ayuda.

Renato apenas sonrió mientras se levantaba. Ella preguntó cuanto le debía....

Renato no pensaba en dinero (a pesar que lo necesitaba y mucho), le gustaba ayudar a las personas desinteresadamente, ese era su modo de vivir; así que le respondió: “Si realmente quiere pagarme, la próxima vez que encuentre a alguien que necesite de ayuda, désela y acuérdese de mí”.

Más tranquila y feliz de la experiencia vivida la señora siguió su camino y, unos kilómetros más adelante, se detuvo en un restaurante. La camarera al verla entrar mojada por la lluvia corrió a traerle una toalla limpia para que se secara y le dirigió una dulce sonrisa. La señora notó que la camarera se encontraba por lo menos con 8 meses de embarazo y que, a pesar de su estado, estaba dispuesta a ayudar y a atender a todos amablemente. A la señora le admiró que, esa mujer teniendo tan poco y teniendo que trabajar embarazada, pudiera atenderla con tanto esmero... y se acordó de Renato.

Cuando terminó de comer, pagó y, mientras la camarera buscaba su cambio, la señora se fue. Cuando regresó la camarera, notó que había algo escrito en la servilleta en la que había 10 billetes de $100.

Cuando leyó lo que la señora había escrito, se le salieron las lágrimas. Decía: “Tú no me debes nada, yo tengo bastante. Alguien me ayudó hoy y de la misma forma, te estoy ayudando yo. Si quieres agradecerme el dinero no dejes que el círculo de amor al prójimo termine contigo, ayuda también tú a alguien”.

Aquella noche, cuando la camarera regresó a su casa muy cansada, se acostó. Su marido ya estaba durmiendo y ella se quedo pensando en el dinero y en lo que la señora había escrito. ¿Cómo pudo esa señora saber cuánto ella y su esposo necesitaban ese dinero? Con el bebé por nacer y todo tan difícil…

Con una gran sonrisa agradeció Dios por ese regalo y luego se volvió hacia su preocupado esposo que dormía, le dio un beso suave y le susurró: “Todo estará bien...mi amor... ¡Te amo RENATO!”.