viernes, 8 de enero de 2010

Homilía Bautismo de Jesús



Homilia 11 Enero 2010.

Padre Alejandro Illescas Molina.



Ninguno de nosotros escogimos nacer o el país o época que nos tocó. Dios nos invitó a la vida y escogió para nosotros el lugar y la época donde quiere que nos desarrollemos. Es nuestra vocación: dar fruto ahí donde Dios nos plantó. Ser fermento de una sociedad mejor, siguiendo el ejemplo de Jesús y de tantas personas que nos han precedido y han hecho de México un país mejor. Que Dios pueda decir de nosotros, como dijo de Jesús: “Este es mi hijo, en quien me complazco”.

Nos toca vivir en el México del 2010. Ser buena nueva en esta época, como Jesús lo fue en la suya. Aprovechando la fiesta de hoy, en que Jesús termina su vida oculta y empezará su vida pública, quería leerles un trozo del mensaje de año nuevo que el presidente Calderón dijo en televisión a todos el día 6 de enero. Es una invitación a ser personas de bien, a estar orgullosos de ser mexicanos, a poner de nuestra parte para cumplir la vocación a la que Dios nos llama.

Mexicanas y mexicanos:
… Éste es un año muy importante para México. Celebramos 200 años de ser orgullosamente mexicanos. Conmemoramos el Bicentenario de nuestra Independencia y el Centenario de la Revolución Mexicana.
Gracias a la lucha de grandes héroes, como Hidalgo, Morelos, Allende, Josefa Ortiz de Domínguez, Guerrero y muchos, muchos otros, hoy somos un pueblo libre e independiente. Somos una Nación soberana, con orgullo de su herencia histórica y capaz de forjar su propio destino.

Desde el campo de batalla o en la construcción de instituciones, la generosa entrega y el sacrificio de mexicanos como Madero, Zapata, Villa, Carranza y muchos otros, y toda una generación, hizo de México una Nación democrática, guiada por valores de justicia y de libertad.

La Independencia y la Revolución son referentes históricos sobre los que se sustenta el gran país que hoy somos y la idea del México que queremos ser.

Con su lucha, nuestros héroes conquistaron nuestra libertad. A nosotros, los mexicanos de hoy, nos toca preservar esa libertad, defenderla frente a quienes la amenazan desde la ilegalidad.
2010 es el Año de la Patria, en el que celebraremos el ser mexicanos con espíritu festivo y con ánimo renovado, porque somos un pueblo orgulloso de nuestra historia y de nuestra cultura, de nuestras tradiciones, de nuestro arte, de nuestros colores, de nuestra diversidad, de nuestras canciones y sabores. Somos un pueblo, cuya mayor riqueza y su principal orgullo es su gente.
Los mexicanos celebraremos 2010 con orgullo por el pasado y con esperanza en el futuro.

Como todos sabemos, 2009 fue un año muy duro. Sufrimos el impacto de la crisis más profunda que el mundo haya visto en la economía en varias décadas, la aparición de un nuevo virus, como el de la influenza, una grave sequía y la grave caída de nuestra producción de petróleo.

Ninguna de las dificultades o desgracias que vivimos, sin embargo, puede atribuirse o a una falta de energía o de carácter de los mexicanos.
Ante los desafíos, hemos demostrado energía, coraje, creatividad y, sobre todo, la capacidad de asumir retos y tomar decisiones en momentos que requieren de valor.

Este año que comienza, hay que seguir luchando. Principalmente, nos vamos a enfocar a tres prioridades:
  1. Uno. A crear empleos, porque eso es lo más importante para que una familia pueda salir adelante.
  2. Dos. Al combate a la pobreza extrema, porque aún viven en ella casi 20 millones de mexicanos… no sólo en el campo, sino también en las colonias populares de las ciudades más importantes del país.
  3. Tres. La seguridad pública. Porque sé que en muchos lugares de México los criminales siguen hostigando, amenazando y extorsionando a muchas familias mexicanas que necesitan el apoyo decidido.

Tengo confianza cuando pienso en el futuro de México. Lo veo de manera positiva porque me alienta conocer el temple de los mexicanos, porque sé que nuestra unidad y solidaridad son más grandes que cualquier desafío, porque sé que en cada uno de nosotros existe la profunda convicción de que el nuestro es un país destinado a ser grande, a sobresalir, a hacer historia.

En el año 2010, estoy seguro de que los mexicanos daremos una lección de orgullo, de coraje y de dignidad para encarar los retos que nos ha tocado vivir y tomar las riendas de nuestro propio destino.

No permitamos que visiones pesimistas nos paralicen e impidan alcanzar nuestros ideales. Si queremos escribir nuevas páginas de gloria, como las generaciones de mujeres y hombres que se han ganado ya un lugar en nuestra historia, hagamos a un lado las dudas y los temores.
Unidos en lo fundamental, en lo que genuinamente creemos, hagamos de este año, 2010, nuestro momento en la historia…

Es hora de unidad y de trabajo…Trabajando juntos, en este Año de la Patria, seguiremos construyendo el gran país que México está llamado a ser.

Cuento “El espejo” ...

EL ESPEJO… UNA HISTORIA DE AMOR

Renato, casi no ve a la señora al lado del coche estacionado al costado de la carretera. Llovía fuerte y era de noche. Pero, al verla, se dio cuenta que ella necesitaba ayuda. Así que paró su coche y se acercó.

El auto de la señora olía a nuevo, pero tenía una llanta ponchada y la señora ya era muy mayor. Cuando Renato se acercó, la señora pensó en un instante que podía ser un asaltante. Él no inspiraba confianza, parecía ser muy pobre y hambriento.

Renato percibió que ella tenía mucho miedo y le dijo: "No tema, señora, estoy para ayudarla. Porqué no espera dentro de su coche, que está más calientito, mientras yo lo arreglo. A propósito me llamo Renato”.

Renato se agachó, colocó el gato mecánico y arregló la llanta. Pero no le fue tan fácil, quedó un poco sucio y con una herida en una de sus manos. Cuando estaba por terminar, la señora abrió la ventana y empezó a conversar con él. Le contó que no era del lugar, que sólo estaba de paso por allí y que no sabía como agradecerle por su valiosa ayuda.

Renato apenas sonrió mientras se levantaba. Ella preguntó cuanto le debía....

Renato no pensaba en dinero (a pesar que lo necesitaba y mucho), le gustaba ayudar a las personas desinteresadamente, ese era su modo de vivir; así que le respondió: “Si realmente quiere pagarme, la próxima vez que encuentre a alguien que necesite de ayuda, désela y acuérdese de mí”.

Más tranquila y feliz de la experiencia vivida la señora siguió su camino y, unos kilómetros más adelante, se detuvo en un restaurante. La camarera al verla entrar mojada por la lluvia corrió a traerle una toalla limpia para que se secara y le dirigió una dulce sonrisa. La señora notó que la camarera se encontraba por lo menos con 8 meses de embarazo y que, a pesar de su estado, estaba dispuesta a ayudar y a atender a todos amablemente. A la señora le admiró que, esa mujer teniendo tan poco y teniendo que trabajar embarazada, pudiera atenderla con tanto esmero... y se acordó de Renato.

Cuando terminó de comer, pagó y, mientras la camarera buscaba su cambio, la señora se fue. Cuando regresó la camarera, notó que había algo escrito en la servilleta en la que había 10 billetes de $100.

Cuando leyó lo que la señora había escrito, se le salieron las lágrimas. Decía: “Tú no me debes nada, yo tengo bastante. Alguien me ayudó hoy y de la misma forma, te estoy ayudando yo. Si quieres agradecerme el dinero no dejes que el círculo de amor al prójimo termine contigo, ayuda también tú a alguien”.

Aquella noche, cuando la camarera regresó a su casa muy cansada, se acostó. Su marido ya estaba durmiendo y ella se quedo pensando en el dinero y en lo que la señora había escrito. ¿Cómo pudo esa señora saber cuánto ella y su esposo necesitaban ese dinero? Con el bebé por nacer y todo tan difícil…

Con una gran sonrisa agradeció Dios por ese regalo y luego se volvió hacia su preocupado esposo que dormía, le dio un beso suave y le susurró: “Todo estará bien...mi amor... ¡Te amo RENATO!”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario