miércoles, 10 de marzo de 2010

Homilia 3er Domingo de Cuaresma C

Homilia 3er Domingo de Cuaresma.

Padre Alejandro Illescas Molina. SF.


Una persona muy buena y una muy mala van a cruzar la calle ¿a quién creen que Dios quiere que atropellen?... ¡A ninguno! Atropellarán al que vaya distraído.

Nos gusta sentirnos mejores que los demás y creemos que por rezar no nos va a pasar nada. Pero más buenos que Jesús no vamos a ser y a él no le fue muy bien…

Jesús en el Evangelio nos recuerda que no es por ser buenos que nos va a ir bien, sino que lo importante es que estemos siempre listos por si Dios nos llama hoy a su presencia, que ojalá tengamos las manos llenas de frutos para presentarle a él, para agradecerle la vida y no decir ¡caray no esperaba morirme tan de repente!

Debemos siempre aprovechar las desgracias de otros para revisar si estamos nosotros dando frutos de acuerdo a nuestra fe.

EL PUENTE

Había un par de hermanos que tenían sus granjas una al lado de la otra y que habían vivido en armonía por muchos años. Un día se pelearon. Era el primer conflicto serio que tenían en 40 años de cultivar juntos hombro a hombro, compartiendo maquinaria e intercambiando cosechas y bienes en forma amigable.

El conflicto comenzó con un pequeño malentendido y fue creciendo hasta que explotó en un intercambio de palabras amargas seguido de semanas de silencio.

Una mañana alguien llamó a la puerta de la granja del hermano mayor. Al abrirla se encontró a un hombre con herramientas de carpintero. "Estoy buscando trabajo por unos días -dijo el extraño-, quizás usted requiera algunas pequeñas reparaciones aquí en su granja y yo pueda hacerlas por usted".

"Sí -dijo el hermano mayor-, tengo un trabajo para usted”. Y salió afuera. “Mire al otro lado del arroyo –le dijo al carpintero señalando en esa dirección-, ¿ve aquella granja?, ahí vive mi vecino, bueno, de hecho es mi hermano menor. Hasta la semana pasada había una hermosa pradera entre nosotros pero él desvió el cauce del arroyo para que quedara entre nosotros. Él lo hizo para hacerme enfurecer, pero le voy a hacer yo una mejor. Quiero que construya una barda de madera, una cerca de dos metros de alto. Pues no quiero ver a mi hermano nunca más."

El carpintero le dijo: "Creo que comprendo la situación. Confíe en mí, le entregaré un trabajo que lo dejará satisfecho."

El hermano mayor le ayudó al carpintero a reunir todos los materiales necesarios entre los desechos de la granja y se fue por el resto del día para ir por provisiones al pueblo.

El carpintero trabajó duro todo el día midiendo, cortando, clavando. Cerca del ocaso, cuando el granjero regresó, el carpintero había justo terminado su trabajo.

El granjero quedó con los ojos y la boca completamente abiertos. En vez de la cerca de dos metros que él había encargado, había un puente que unía las dos granjas a través del arroyo. Era una fina pieza de arte, con todo y barandal.

Antes de que pudiera decir nada, su vecino, el hermano menor, vino desde su granja y abrazando a su hermano mayor le dijo: "Eres un gran hombre, mira que construir este hermoso puente después de lo que yo he hecho y dicho".
Estaban en su reconciliación, cuando vieron que el carpintero tomaba sus herramientas para irse. "¡No, espera! -le dijo el hermano mayor- quédate unos cuantos días. Tengo muchos proyectos para ti".
"Me gustaría quedarme -dijo el carpintero-, pero tengo aun muchos puentes por construir."

Cuaresma es tiempo de conversión, de reconciliación.

El mensaje del Evangelio de hoy es que no busquemos culpar o echar la culpa a otros, sino que ¡demos frutos dignos de conversión…! Dejemos que Jesús el carpintero nos ayude a construir los puentes que necesitamos en nuestra vida.

- Moisés antes de liberar al pueblo tuvo un encuentro personal con Dios, entendió su mensaje y eso le dio el valor para perseverar en la liberación a pesar de las muchas dificultades que encontró.

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