domingo, 1 de noviembre de 2020

Por Alejandro Illescas 

Haciendo el bien y ayudando al prójimo más necesitado en tiempo de cuarentena

 

Les comparto mi meditación de hoy, muy apropiada para la cuarentena que estamos viviendo. (Del libro "Biografía del silencio" de Pablo d'Ors).

 "Gracias a mis sentadas de meditación he descubierto que todo sin excepción puede ser una aventura. Escribir una novela, cultivar una amistad, hacer un viaje... es una aventura. Pero es que también dar un paseo puede ser una aventura, y leer un cuento o prepararte la cena. En realidad, cualquier jornada, aun la más gris, es para quien sepa vivirla una aventura inconmensurable. Hacer la cama, lavar los platos, ir a la compra, sacar al perro...: todo esto y tantos otros quehaceres comunes son aventuras cotidianas, pero no por ello menos excitantes y hasta peligrosas. La meditación que practico apunta al carácter aventurero  que es tanto como decir insólito o milagroso, de lo ordinario... 


Sólo hay que pararse, callar, escuchar y mirar; aunque pararse, callar, escuchar y mirar -y eso es meditar- se nos haga hoy tan difícil y hallamos tenido que inventar un método para algo tan elemental. 


 

"Meditar no es difícil, lo difícil es querer meditar".


Alejandro Illescas: reporte de la actividad que estoy haciendo cada semana con mi familia desde que empezó la pandemia y ahora más con el huracán. 

DESPENSAS 30

 

Ayer fuimos al pueblo, ex-hacienda, de Xcunya.  Es otro de los pueblos de Yucatán grandemente afectados por las inundaciones que causó el huracán Delta.
Nos llevó Alma, la asistente del hogar de Ximena, nuestra amiga. Ella es de Komchem, e íbamos a ir a su pueblo, pero ella prefirió que fuéramos a Xcunya, pueblo vecino, pues quedó mucho más afectado. 

 

 

 Alma consiguió una lista de 30 familias con Yesby, la novia de su sobrino, que vive allá. Yesby tiene apenas 15 años, pero nos sorprendió su madurez y capacidad de servicio y organización. Como hay lugares del pueblo donde no podríamos pasar con la camioneta, pidió a algunas de las señoras que vinieran a su casa a recoger la Despensa.



Fue una rápida reunión, bonita por su sincero agradecimiento, antes de que, cada una, cargando su despensa en la cabeza o brazos, caminaran hacia sus casas.

 


Algunas de las casas que visitamos después, siguen llenas de agua. En una de ellas, hicieron una tarima sobre el agua para poder tener una habitación "seca" donde pasar el día y poder dormir 7 personas.


Las familias no quieren abandonar sus casas y, algunas de ellas han llevado a las personas de la tercera edad y a los niños con familiares ya que no es bueno que estén en medio del agua.

 

En algunas de las casas no pudimos ni bajarnos del coche por tanta agua y entregamos las Despensas desde la ventana. A esas zonas aún no han podido llegar las pipas del gobierno para auxiliarlos, así que se mostraron muy agradecidos al recibir, por lo menos, un poco de ayuda.


Al final, la familia de Yesby, nos compartió unos deliciosos panuchos que cocinaron ahí mismo con leña.

Cada semana muchos de ustedes nos comentan y agradecen que les enviemos los reportes y fotos. Quisiéramos hoy terminar con uno de esos comentarios:  

 

 

 "Gracias por los mensajes, gracias por compartir esa gran labor y gracias por permitirnos aportar nuestro granito de arena. Gracias por compartir estas fotos donde, a pesar de sus humildes casitas, ellos sonríen y se muestran felices de recibir. La verdad es que... me encogen el corazón a la vez que siento alegría por ver esas sonrisas y caras de agradecimiento en medio de tanta pobreza. Gracias por compartir tan entrañables vivencias". 🙂💌








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